RetroCrítica: ‘Destrozares, Canciones para el Fin de los Tiempos’ de Robe

Con motivo del cuarto aniversario del lanzamiento de 'Destrozares, Canciones para el Fin de los Tiempos' (18 de noviembre de 2016), reseñamos este segundo disco del atrevido proyecto de Robe.

Dentro del panorama musical nacional hay una eminencia adorada por encima de todas las demás: Robe Iniesta. Un tipo al que nadie le ha regalado nada y que ha pasado -a veces por gusto, otras veces por obligación- por todos los estamentos de la industria musical. Inconformista e inquieto, su deriva creativa siempre se ha visto determinada por lo que le viene en gana en cada momento: un verdadero artista. Cuando, allá por el 2014, sintió que sus nuevas composiciones necesitaban un traje nuevo, distinto al de Extremoduro, montó un grupo completamente nuevo con integrantes con una sola en común: todos eran músicos extremeños.

Robe, nombre de este nuevo proyecto, esta compuesto por músicos más bien desconocidos y con formaciones muy diversas, desde autodidactas hasta músicos de conservatorio. Sin duda, un proyecto de lo más valiente como ya demostraría en su primer trabajo Lo que Aletea en Nuestras Cabezas (2015). Destrozares, Canciones para el Fin de los Tiempos (2016) es más irregular que su predecesor, pero un disco sobresaliente en cualquier caso. En él encontramos canciones soberbias y devastadoras a partes iguales como «La Canción Más Triste» y «Destrozares», un cierre de disco que abate al más estoico.

Los arreglos de estas «canciones para el fin de los tiempos» son excelsos, la sociedad melódica entre violín y clarinete funcionan con una elegancia propia del Barroco. La recurrencia de ritmos ternarios, y la variedad de estos, ya hace que este segundo trabajo de Robe se distinga por si mismo. La realidad es que las composiciones de Destrozares… son menos frescas, menos extraordinarias, que las de Lo Que Aletea en Nuestras Cabezas. «Hoy al Mundo Renuncio» y «Querré lo Prohibido» no terminan de arrancar al oyente como cortes iniciales, lo que remedia entre medias la jonda «El Cielo Cambió de Forma», que se va aflamencando según se suceden los compases.

A partir de «Cartas desde Gaia» el disco crece progresivamente, aunque tanto en esta, como en «Puta Humanidad» se echa en falta un registro más agresivo y carrasposo de la voz de Robe, que potencie el sentido crítico y enrabietado del texto, como si acostumbra a hacer con Extremoduro. «Donde se Rompen las Olas» y «Del Tiempo Perdido» son dos canciones templadas de fragilidad emocional, que lograron más pegada en los directos. Con «Por Encima del Bien y del Mal», concatenan en Destrozares una demostración del perfecto engranaje que se produce entre los músicos y el autor de las canciones. «Por Encima del Bien y del Mal» se erige como una de esas canciones al alcance de muy pocos compositores.

La capacidad de Robe para crear canciones con las que uno empatiza, de que sus canciones te reflejen y te traspasen, no tiene parangón. De ahí que su figura haya pasado del ostracismo a la adoración de las masas. Como un artesano, ha ido refinándose en su oficio, preocupándose en ser mejor en lo que hace. En ese camino, decidió dejar a un lado su condición de semidios como líder de Extremoduro y lanzarse al vacío con un proyecto arriesgado. Salió victorioso, una vez más. Destrozares, Canciones para el Fin de los Tiempos es otro triunfo de Robe, otro triunfo de ese hombre elevado a eminencia por sus fanáticos y aferrado a la fragilidad en sus canciones.

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