Muchas veces, etiquetamos a una banda como ‘supergrupo’ cuando sus integrantes son nombres archiconocidos, grandes estrellas del rock. Egon Soda cumple con lo segundo. Son grandes músicos, sin embargo los nombres de sus integrantes muchas veces hay que buscarlos entre los créditos de los discos de las bandas de cabecera. Egon Soda lo conforman: Charlie Bautista (piano y teclados), Ricky Falkner (voz, bajo y guitarras), Pablo Garrido (guitarras), Ricky Lavado (percusión), Xavi Molero (Batería) y Ferrán Pontón (letras y guitarras).
A algunos de sus componentes les habrás visto en conciertos de tu grupos favoritos o en varias alineaciones de bandas festivaleras. Han puesto su talento al servicio de Iván Ferreiro, Xoel López, Mucho, Jero Romero, The New Raemon o Love of Lesbian, entre otros. En concreto, Ricky Falkner, vocalista y bajista de Egon Soda, es uno de los productores más cotizados del indie nacional. Realmente todos los discos de la banda son reseñables, pero si hay uno cuyo resultado y conjunto es sobresaliente, ese es Dadnos Precipicios (2015). Aunque cabe decir que su último trabajo, El Rojo y el Negro, cuenta con un sonido especialmente refinado, potente y sutil a partes iguales.
Debutaron en 2008 con el homónimo Egon Soda, al que le siguió El Hambre, el Enfado y la Respuesta (2013), el recomendado Dadnos Precipicios (2015), y su última publicación El Rojo y el Negro (2019). El abanico estilístico es amplio en sus cuatro discos, y su destreza les posibilita transitar distintos géneros como el soul, el funky, el rock & roll o el jazz.
Aunque lo cierto es que podríamos haber recomendado cualquiera de sus cuatro trabajos, Dadnos Precipicios es el que alberga las canciones más cuajadas. También es el que tiene las letras más brillantes, firmadas por Ferrán Pontón, ese poeta que se escuda tras las seis cuerdas en Egon Soda. Líricas que van desde el intimismo más absoluto, hasta la critica social con referencias a un tal ‘Rodrigo el Rata’ (les sonará a un ex-directivo de Bankia aficionado a las salidas a bolsa, la apropiación indebida y las tarjetas black).
Egon Soda es una de esas bandas cuyo calado en las masas es inexplicablemente muy inferior a su calidad musical. Tienen canciones con gancho, temas con pegada y composiciones con poso sentimental. Sin embargo, parece que los canonizadores del gusto no les permiten establecerse en la primera línea del panorama musical nacional.