En tiempos de grandes producciones, la artista estadounidense consigue un revolcón compositivo por la vía elemental. Pocos elementos y ya conocidos, pero dispuestos con sapiencia. Y, ¿qué ha inventado Fionna Apple en este disco? Es excepcional y genial, pero solo relativamente original. No, no es un 10. Es un disco que se podría haber hecho hace 20 años. Y quizá, ese es uno de los aspectos que lo están haciendo tomar más valor para algunos críticos; no es como ningún disco de los que se publican hoy en día. Musicalmente se pueden trazar similitudes con algunos trabajos de Nick Cave, o si queremos encontrarle un paralelismo nacional, en lo vocal, con la brillante Silvia Pérez Cruz. Y Fiona Apple desborda talento compositivo, interpretativo, lírico, melódico por los cuatro costados.
El primer recurso original está en la presentación del motivo melódico del piano de «Shameika» en «I Want You to Love Me». Prosiguiendo, la canción homónima al disco, muy percusiva y casi recitativa, apenas presenta melodía más allá de los breves fraseos vocales. Hasta tal punto que finaliza con la intervención de gatos y los ladridos de perros que protagonizan el final. Recurso no tan original si tenemos presente que Brian Wilson ya introdujo al mundo animal en Pet Sounds (1966) de The Beach Boys.
La amalgama continua de «Relay» es absolutamente genial. Una de esas piezas que tienes que escuchar tres o cuatro veces seguidas para desglosar todos los elementos que la componen; una de las cimas del disco, que además expone con claridad el ritmo-centrismo de Fetch The Bolt Cutters. De la misma manera que «Rack of His» da cuenta del minimalismo del álbum. El motivo pregunta-repuesta de teclado va variando según avanza como si de una sonata se tratara. La percusión y la experimentación del resto de instrumentos parecen querer crecer sin desprenderse de la toma a tierra que es la voz de Fionna Apple. Lo inverso ocurre en «Newspaper», donde la melodía vocal es la inquieta y la percusión la constante, sin caer en la planicie.
El título de «Heavy Balloon» no puede ser más acorde, pues la canción es, lo que se llama coloquialmente, «un pelotazo» absoluto («un melocotonazo» que diría El Fary). O más bien, la retórica musical y la interpretación vocal van de la mano de la lírica. Y hablando lirismo, «Cosmonauts» alberga una belleza melódica incomparable tanto en la voz principal como en los coros. Más aún cuando Fiona se rasga las vestiduras en el último estribillo; que de nuevo vuelve a mostrar su imaginario vocal con una magistral armonización vocal en «For Her», un derroche de originalidad.
Salir del estándar siempre ha de ser motivo de alabanza; por mucho que algún oyente desubicado ose comparar el trabajo vocal de Fiona Apple con el berrido de una oveja y no con las Sequenzas vocales de Luciano Berio. Fetch The Bolt Cutters no es necesariamente agradable de escuchar. Pero después de un siglo, la humanidad ya debería haber aprendido que el arte no tiene porque ser necesariamente bello. Fiona Apple ha grabado una obra de arte, y como tal hay que valorarlo. Esto no es música comercial, no se nos tiene que hacer necesariamente ameno. Es un alarde de creatividad y de saber hacer musical.
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