LIN CORTÉS: «Creo que cada vez tiene menos sentido etiquetar la música»

Flamenco bohemio, músico inclasificable, parte de sus raíces y transita los caminos de la fusión y la libertad creativa.

Músico querido y requerido; Lin Cortés ha colaborado con músicos de la talla de Rosalía, Raimundo Amador o Vicente Amigo. Para poner el broche de oro a algunas de las canciones de Indomable, su segundo trabajo, cuenta con la participación de Dellafuente, Diego del Morao y Antonio Carmona, entre otros. Flamenco bohemio, músico inclasificable, parte de sus raíces y transita los caminos de la fusión y la libertad creativa en las diez canciones que conforman su segundo disco, Indomable.

¿Qué diferencia al Lin Cortés de Gypsy Evolution de el de Indomable? ¿Cómo se ha reflejado esta evolución en las canciones?

Aunque llevo mucho tiempo en la música, Gypsy Evolution era mi primer disco en solitario, y eso se nota en el sonido. Ahora tenemos mejor equipo y más conocimientos sobre producción. Antes de Indomable grabamos también el disco de mi hermano, Nani Cortés, que también fue una experiencia que nos ayudó a manejarnos mejor en el estudio de grabación. En este disco hemos conseguido un sonido más compacto, más profesional.

Las canciones de tu primer álbum provenían de años componiendo en las plazas de Córdoba y en la carretera acompañando a artistas como Raimundo Amador, tu tío El Pele, Jorge Pardo, etc… ¿De dónde han salido las canciones de Indomable?

La mayor parte de canciones estaban ya escritas hace tiempo. El single, “Indomable”, creo que fue la primera canción que compuse hace muchísimos años. La única parte nueva del tema es la que canta Dellafuente, que la escribió él. Lo mismo ocurre con “Culo”, es una canción que tiene ya varios años, pero la parte que canta La Shica es nueva.

¿Cómo se desarrolla tu proceso creativo desde que tienes una idea para una canción hasta el resultado final del disco?

Es curioso, normalmente estoy paseando, tomándome una cerveza o un café, y me viene una melodía a la cabeza; incluso a veces la melodía acompañada de algo de letra, y pienso, “coño, eso no es de nadie, esto es mío”. En el momento la grabo en el móvil o en una grabadora para que no se me olvide, y a partir de ahí ya la desarrollo. Siempre parto de una melodía, diría que soy más músico que letrista. Los compositores que son buenos letristas, como puede ser Sabina, escriben la letra y luego le ponen música. Con mi forma de componer, quizá tiene más peso la música que la letra porque tengo que cuadrar lo que quiero decir en la melodía de la que he partido.

¿Cómo definirías tu música? ¿Crees que es necesario poner siempre una etiqueta estilística a las canciones?

Creo que cada vez tiene menos sentido etiquetar la música. Ahora tenemos acceso a todo tipo de música, de todas las partes del mundo. La gente que, como yo, ha escuchado de todo es normal que tenga influencias muy diversas. Para mi no tiene sentido enmarcarme en un estilo. Y no es algo que haga de manera forzada, no llego y digo “venga, vamos a hacer un tema mezclado con tal género”, si no que estoy componiendo y la propia canción va cogiendo cosas de distinto estilos de manera natural.

Una de las peculiaridades del disco es la cantidad de colaboraciones que incluye, y lo distintos que son estos artistas entre sí. ¿Es una forma de demostrar que el flamenco no es un género tan hermético como algunos quieren imponer?

Realmente se lleva haciendo fusión desde hace mucho tiempo en el flamenco. Desde Camarón, Paco de Lucía, Ketama, Pata Negra… Cada uno la ha hecho a su manera, pero siempre ha estado ahí. A mí, la verdad, me encantaría hacer cosas más flamencas, más clásicas. Por ejemplo, cantar una soleá, una seguiriya, me encantaría, pero es muy difíci, hay que echarle cojones para eso; y eso que yo vengo de familia gitana, y ahí todos cantan y alguno toca, pero aun así da respeto. No descarto ponerme un día con mi tío El Pele, y decir “venga tío, ayúdame que quiero grabar una soleá”.

¿Tienes alguna línea roja en cuanto a los arreglos? ¿Algún género que te de especial respeto? En “Amantes” te ciñes al flamenco, pero “Culo” va en una línea funky-jazz.

No tengo límites, con los arreglos nunca se sabe, todo puede pasar. De hecho, en “Amor de Frida” hay un arreglo de cuerdas que se me pasó por la cabeza, los teclistas lo grabaron y me encanta. Me gustan mucho los arreglos de cuerda. Además, en “Amor de Frida”, cada vez que escucho la voz de Camila Fernández se me pone la piel de gallina. En “Culo” la estrofa tiene un aire a D’Angelo y el estribillo es más rollo Jamiroquai.

Parece que en España nos resistimos a aceptar la cultura flamenca como propia (sobre todo fuera de Andalucía), más allá de estar establecido como cliché turístico. ¿A qué crees que se debe? ¿Quizá a ese hermetismo que cierto sector más «purista» ha generado?

No. El flamenco siempre ha sido una música de segunda por “paletismo”, por catetos. En España los “señoritos” llamaban a los gitanos para les cantaran, era una música de “venga, llama a los gitanitos para que nos canten”; eso fue el flamenco durante muchos años. Tampoco es ningún reproche, era una forma de ganarse la vida, pero también entre los “señoritos” había muchos cabrones. Raimundo (Amador) me contaba que una vez fue a cantarle a unos señoritos y le hicieron de todo, hasta romperle la guitarra.

Lo que pasa que ahora que el flamenco se ha convertido en algo más “cool” parece que ya si es de todo el mundo, no solo de los gitanos. Evidentemente, el flamenco tiene mezcla árabe, de la India, de la copla española, tiene mucha mezcla; pero esa mezcla la han hecho los gitanos. Es decir, es como el blues, que es de los negros; de la misma forma el flamenco es de los gitanos, eso es innegable.

Al final del documental “Flamenco Revolution” producido RTVE dices de los puristas “son unos pesados, un coñazo”.

Llevo pensado unos días que uno con la edad se vuelve un poco añejo. A mi, por ejemplo, con la colaboración de Dellafuente me pasó. El tema del auto-tune no me terminaba de entrar, yo estaba acostumbrado a tocar con Raimundo Amador, al rock. Ahora me paro a escuchar la parte de Dellafuente y digo “joder, pues está guapo”. Al final es un efecto, como el vocoder o cuando estaba de moda ponerle mucha reverb a todo. Supongo que a los puristas les pasa eso, ya tienen una edad, y todo lo que sea nuevo no les gusta o no les convence.

¿Tu no temes que el flamenco termine perdiendo su esencia si cierto sector no aboga por su pureza?

No, de hecho, creo que cada vez hay más artistas que quieren hacer flamenco clásico. Si es verdad que puede perderse parte de la esencia porque la manera de vivir ya no es la misma. Antes el flamenco puro salía de los gitanos que compartían las corralas y los patios de las casas o vivían en el campo, pero esa manera de vivir ya no existe, y no puede ser lo mismo.

Este debate, focalizado en la “apropiación cultural”, se ha reavivado con la irrupción de Rosalía, con la que tu has colaborado en El Mal Querer y la ópera flamenca A Través de la Luz de Fernando Vacas. ¿Qué opinas de su uso de los elementos del flamenco y las críticas que ha recibido por parte de sus detractores? Al fin y al cabo, incluso el flamenco tradicional se nutre de otras culturas como la africana o la latinoamericana en el caso de los cantes de ida vuelta.

Cuando algo se pone de moda es normal que todo el mundo recurra a ello, pero si que hay que hacerlo con respeto. Yo hago funky y no soy negro. Simplemente hay que reconocer las cosas, igual que la música clásica se reconoce que viene de los blancos, no se puede luego oir por ahí que el flamenco no es una cosa de los gitanos.

Tu que has colaborado con artistas internacionales, ¿no te da la impresión de que los que Raimundo Amador define como “flamencólicos” temen o son reticentes a que el flamenco salga de España? En ese sentido Paco de Lucía sentía que su música se valoraba más en el extranjero que en su propio país y por eso dejó te tocar una temporada en España.

Se puede decir que ahora hay varios tipos de flamenco. El flamenco es una música muy familiar, de estar en una casa, en un patio o en el campo, ese es el flamenco de verdad. Luego eso se ha convertido en un espectáculo donde hay unos bailes, luces, un estilismo, una estética, para que sea más atractivo, pero eso ya es otro tipo de flamenco. Por eso, me parece normal que existan distinto conceptos de flamenco: el flamenco de casa, el flamenco de fusión…Un poquito de libertad.

¿Dirías que el flamenco se ha establecido definitivamente en la música popular? Teniendo en cuenta propuestas musicales como la tuya, la de Soleá Morente, Rosalía, etc…

Yo creo que si, que existe esta influencia en muchos artistas. Ahora los indies también recurren al flamenco.

El último corte del disco “De Profundis”, es la recitación de un extracto de la epístola homónima de Oscar Wilde – “La Sociedad, tal como la hemos constituido, no tendrá sitio para mí, no tiene ninguno que ofrecer; pero la Naturaleza, cuyas dulces lluvias caen por igual sobre justos e injustos, tendrá tajos en las peñas donde yo pueda esconderme, y valles secretos en cuyo silencio pueda llorar tranquilo.” – ¿Para qué o quién no hay sitio en esta sociedad según Lin Cortés?

Desde luego, la mayoría de los políticos no deberían tener sitio en esta sociedad (risas). El cierre del disco es un homenaje a Oscar Wilde. Tuve los cojones de leerme el libro, me gusta mucho Oscar Wilde y me da pena que a un artista tan potente le pasara algo así. Quería hacer ese pequeño homenaje.

Escuchando el disco, se aprecia cierta similitud entre tu música y la de Ray Heredia, figura que ha sido reivindicada en los últimos años.

Es un buen piropo. Un día, hace muchos años, hablando con su viuda, María, que es muy amiga mía, me dijo que le recordaba mucho a Ray, sobre todo en el carácter y la personalidad. Puede que eso se refleje en la música.

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